He buscado qué es el realismo filosófico, ya que las definiciones en general se me olvidan a pesar de haberlas consultado en otras ocasiones. Me he quedado con el realismo natural y crítico: el primero diferencia a la percepción y al objeto percibido, pero ambos se identifican, son verdaderos; el segundo diferencia percepción y objeto, pero considera que la percepción es subjetiva y el objeto verdadero es independiente e incognoscible.
Creo que el realismo es un gran error, aunque no seré ni de lejos el primero que lo señale. Propongo el materialismo relativo: todo es material (esto no anula el espíritu, solo el dualismo alma-cuerpo) y existe en tanto que depende del resto de seres. Pero no hablo aquí de una dependencia cotidiana, como depende mi estómago del ganadero o del Mercadona, aunque también; hablo de una dependencia esencial, la raíz de la posibilidad de existencia de cada uno de los seres que integramos el mundo. Nada existe de forma independiente, nada tiene una verdad propia, toda realidad es impropia. La idea estructuralista llevada al extremo de que, en la encrucijada de todos los seres —humanos y no humanos, físicos y no físicos 1, sin contar a uno mismo— estoy yo, emerjo. La encrucijada me hace posible y yo a su vez, entretejido en el texto de la existencia, posibilito el siguiente nudo, bordado, costura... Cada ser es en sí mismo un campo, un plano que atraviesa el mundo en todas direcciones y forma tangencias y paralelismos. Las tangencias forman puntos, los puntos son semillas, las semillas hacen emerger. Los paralelismos, en el todo infinito, coinciden, son seres (también con seres me refiero a partes de "seres", entiéndase desde el antiindividualismo radical, todo son seres, cada "parte") de naturaleza similar, quizás separados unos centímetros. Quizás los paralelismos sean los que posibilitan la existencia de lo que explicamos como especies y como individuos 2 : movimientos y formas altamente similares. Los paralelismos hacen de contención a los puntos tangenciales atravesados por multitudes, llenos del peso sísmico de la emergencia. Tangencia y paralelismo, de naturaleza dependiente, posibilitan el cuerpo, la forma. El cuerpo es la contención de la in-formación, la ordenación del caos en un punto en el que, por la casualidad de una tangencia, se halla una fuerza de posibilidad mayor que atrae más tangencias sobre sí. La acumulación de tangencias provoca la disolución del cuerpo por el propio peso en ese punto; estas se van derramando para mantener los movimientos del espacio global y desplazan su transversalidad a los espacios que se van a liberar —a causa de otras tangencias derramadas—, de forma que jamás haya un hueco y la trenza de relaciones se siga tejiendo con su propia contorsión viva.